COPA REY 2001 EL SUEÑO DEBE ESPERAR
EL CELTA SUBCAMPEóN DE COPA: CELTA 1 - ZARAGOZA 3.
CELTA 1 - ZARAGOZA 3
SABADO 30 julio 2001
La fortuna no se alió con el Celta en el último peldaño que le conducía hacia la gloria
CELTA 1 - ZARAGOZA 3
SABADO 30 julio 2001
La fortuna no se alió con el Celta en el último peldaño que le conducía hacia la gloria
y sucumbió, a manos del Real Zaragoza, en la final de la Copa del Rey.
Más de 20.000 seguidores celestes se desplazaron a Sevilla.
1-0 Golazo del ZAR MOSTOVOI adelanta al CELTA
El Celta se adelantaría en el marcador gracias a un gol de Mostovoi en jugada personal el minuto 5
Más de 20.000 seguidores celestes se desplazaron a Sevilla.
1-0 Golazo del ZAR MOSTOVOI adelanta al CELTA
El Celta se adelantaría en el marcador gracias a un gol de Mostovoi en jugada personal el minuto 5
La relajación y el calor (40 º ) que acusó el equipo sabiéndose virtual campeón de la Copa
1-1 Aguado
El empate maño, obra de Aguado, en el minuto 23.
1-2 Jamelli de penalti
Un penalti de Berizzo a José Ignacio terminó por descomponer al equipo olívico que vio como Jamelli adelantaba a los aragoneses en el marcador.
1-2 en el Descanso para elReal Zaragoza
el 1-3 la puntilla gol de Yordi
Los 45 minutos de la segunda parte fueron de dominio total celeste pero rebasado el tiempo reglamentario y con un gran Celta asediando la meta aragonesa legó el gol de la sentencia, obra de Yordi, cuando pasaban dos minutos del tiempo reglamentario.
Celta:
Cavallero; Velasco (Edú 65'), Cáceres, Berizzo, Juanfran; Karpin,Jayo, Giovanella, Gustavo López (McCarthy 80') ,Mostovoi, Catanha.
Zaragoza: Laínez; Rebossio (Cuartero 74'), Aguado, Paco, Pablo; José Ignacio, Acuña, Gurenko, Juanele, Jamelli (Yordi 66') y Martín Vellisca (Garitano 88').
Goles: 1-0 (5') Mostovoi; 1-1 (23') Aguado; 1-2 (37') Jamelli; 1-3 (94') Yordi.
Árbitro: García Aranda. Madrileño. Tarjeta amarilla a Berizzo, Juanfran, Jamelli, José Ignacio y Laínez. Roja a Pablo por doble amarilla.
Las ilusiones del celtismo se vararon en el río Guadalquivir un 30 de junio de 2001 cuando más de 20.000 aficionados se desplazaron a Sevilla y vivieron in situ la mayor pesadilla de los últimos tiempos.
El Real Club Celta llegó a la ciudad hispalense con la bandera de favoritos de la final pero noventa tristísimos minutos convirtieron al equipo olívico de virtual campeón a subcampeón de Copa. Los vigueses eran más en la grada, en el terreno de juego y en la Expedición Oficial. La grada era un tupido manto celeste, doblando en número a los maños, y mucho más animados y animosos que ellos. El despliegue festivo fue muy importante y los seguidores, como viviendo una profunda síntesis con el equipo, intentaron llevar en volandas a los suyos hacia el título. Los cánticos no dejaron de oirse en el Olímpico de Sevilla, la Rianxeira hizo su acto de aparición en los segundos previos al pitido inicial y las bufandas célticas en el cielo sevillano no dejaron de girar al son de los tambores. Luego vinieron las lágrimas, la desilusión, el dolor de alma y de espíritu.
El Real Club Celta se sabía favorito. El Real Zaragoza lo había pasado muy mal en los últimos partidos frente al equipo vigués y a punto estuvo de conocer los sabores amargos del descenso en La Romareda cuando un impresionante Celta fue testigo de su duelo con la Segunda División. En aquel momento los celestes no quisieron descabellar a un rival que durante toda la Liga no había dejado de ser un equipo ramplón y sin rumbo. Aquella había sido la más importante ocasión de marcar la final de la Copa de S.M. El Rey.
La calidad de ambos equipos presentes en el Olímpico estaba muy descompensada y mientras el Celta formaba con su once de gala, un once mágico capitaneado por el "ruso más gallego" del mundo - el Zar Alexander Mostovoi - el Zaragoza presentaba un equipo que en el Campeonato Nacional de Primera División cuajó una penosa actuación.
El Celta no supo aprovechar su ventaja en el marcador, su gol que le daba un título y sufrió un bajón de juego bajo los 40ºC de Híspalis que no pudo remontar en el segundo tiempo del partido.
El equipo de Víctor Fernández jugó mucho más, lo intentó mucho más y sólo la mala fortuna no pudo agraciar al "celtiña" con su revancha del 94.
El Celta es un equipo grande,
con una muy buena proyección y con ansias de títulos.
La afición así lo entendió y levantó el mentón no sin analizar la derrota. El equipo olívico ya no es aquel conjunto modesto que lloró una Copa en 1994, el Celta del 2000 es un Club que no teme a nadie, una entidad que aprovecha una derrota para pensar en la próxima ocasión - no lejana - de conseguir un título. La afición también ha madurado, las caras que se contemplaron en las puertas de salida del estadio sevillano no fueron las mismas que las que se vieron en el Vicente Calderón el 20 de abril de 1994, fueron rostros de ganadores, de una afición que sabe que poco tiempo va pasar para vivir otro "histórico" momento.
Zaragoza y Celta llegaron a la final con dos metas similares - la consecución de la Copa del Rey - y una bien distinta - el acceso del equipo maño a la próxima Copa de la UEFA.
El Real Club Celta llegó con la moral por las nubes gracias al buen año realizado y la consecución de su participación para la UEFA 2001/2002.
La GENIALIDAD
Mostovoi fue el encargado, la mayoría de las veces, de ejecutar los golpes francos al borde del área. Su primer intento desde esta posición se produciría en el minuto 5 de juego y sería Gustavo López el que inicialmente probaría suerte pero la zaga aragonesa sacó sin demasiados problemas. El mejor momento de los celestes estaba a punto de llegar.
El Real Club Celta se adelantaba en el marcador tras una maravillosa jugada de Alexander Mostovoi que quedará grabada de por vida en la retina de todos los aficionados que sintieron ese encuentro. Mosto, una vez más, hacía vivir al celtismo sensaciones nuevas tras una jugada genial en la que se lleva de calle hasta 3 defensas y cruza ante la salida del portero. El Olímpico se caía abajo con el gol, con la esperanza, con el título a tiro, con el título en las manos...
Los 45 minutos de la segunda parte fueron de dominio total celeste pero rebasado el tiempo reglamentario y con un gran Celta asediando la meta aragonesa legó el gol de la sentencia, obra de Yordi, cuando pasaban dos minutos del tiempo reglamentario.
Celta:
Cavallero; Velasco (Edú 65'), Cáceres, Berizzo, Juanfran; Karpin,Jayo, Giovanella, Gustavo López (McCarthy 80') ,Mostovoi, Catanha.
Zaragoza: Laínez; Rebossio (Cuartero 74'), Aguado, Paco, Pablo; José Ignacio, Acuña, Gurenko, Juanele, Jamelli (Yordi 66') y Martín Vellisca (Garitano 88').
Goles: 1-0 (5') Mostovoi; 1-1 (23') Aguado; 1-2 (37') Jamelli; 1-3 (94') Yordi.
Árbitro: García Aranda. Madrileño. Tarjeta amarilla a Berizzo, Juanfran, Jamelli, José Ignacio y Laínez. Roja a Pablo por doble amarilla.
Las ilusiones del celtismo se vararon en el río Guadalquivir un 30 de junio de 2001 cuando más de 20.000 aficionados se desplazaron a Sevilla y vivieron in situ la mayor pesadilla de los últimos tiempos.
El Real Club Celta llegó a la ciudad hispalense con la bandera de favoritos de la final pero noventa tristísimos minutos convirtieron al equipo olívico de virtual campeón a subcampeón de Copa. Los vigueses eran más en la grada, en el terreno de juego y en la Expedición Oficial. La grada era un tupido manto celeste, doblando en número a los maños, y mucho más animados y animosos que ellos. El despliegue festivo fue muy importante y los seguidores, como viviendo una profunda síntesis con el equipo, intentaron llevar en volandas a los suyos hacia el título. Los cánticos no dejaron de oirse en el Olímpico de Sevilla, la Rianxeira hizo su acto de aparición en los segundos previos al pitido inicial y las bufandas célticas en el cielo sevillano no dejaron de girar al son de los tambores. Luego vinieron las lágrimas, la desilusión, el dolor de alma y de espíritu.
El Real Club Celta se sabía favorito. El Real Zaragoza lo había pasado muy mal en los últimos partidos frente al equipo vigués y a punto estuvo de conocer los sabores amargos del descenso en La Romareda cuando un impresionante Celta fue testigo de su duelo con la Segunda División. En aquel momento los celestes no quisieron descabellar a un rival que durante toda la Liga no había dejado de ser un equipo ramplón y sin rumbo. Aquella había sido la más importante ocasión de marcar la final de la Copa de S.M. El Rey.
La calidad de ambos equipos presentes en el Olímpico estaba muy descompensada y mientras el Celta formaba con su once de gala, un once mágico capitaneado por el "ruso más gallego" del mundo - el Zar Alexander Mostovoi - el Zaragoza presentaba un equipo que en el Campeonato Nacional de Primera División cuajó una penosa actuación.
El Celta no supo aprovechar su ventaja en el marcador, su gol que le daba un título y sufrió un bajón de juego bajo los 40ºC de Híspalis que no pudo remontar en el segundo tiempo del partido.
El equipo de Víctor Fernández jugó mucho más, lo intentó mucho más y sólo la mala fortuna no pudo agraciar al "celtiña" con su revancha del 94.
El Celta es un equipo grande,
con una muy buena proyección y con ansias de títulos.
La afición así lo entendió y levantó el mentón no sin analizar la derrota. El equipo olívico ya no es aquel conjunto modesto que lloró una Copa en 1994, el Celta del 2000 es un Club que no teme a nadie, una entidad que aprovecha una derrota para pensar en la próxima ocasión - no lejana - de conseguir un título. La afición también ha madurado, las caras que se contemplaron en las puertas de salida del estadio sevillano no fueron las mismas que las que se vieron en el Vicente Calderón el 20 de abril de 1994, fueron rostros de ganadores, de una afición que sabe que poco tiempo va pasar para vivir otro "histórico" momento.
Zaragoza y Celta llegaron a la final con dos metas similares - la consecución de la Copa del Rey - y una bien distinta - el acceso del equipo maño a la próxima Copa de la UEFA.
El Real Club Celta llegó con la moral por las nubes gracias al buen año realizado y la consecución de su participación para la UEFA 2001/2002.
La GENIALIDAD
Mostovoi fue el encargado, la mayoría de las veces, de ejecutar los golpes francos al borde del área. Su primer intento desde esta posición se produciría en el minuto 5 de juego y sería Gustavo López el que inicialmente probaría suerte pero la zaga aragonesa sacó sin demasiados problemas. El mejor momento de los celestes estaba a punto de llegar.
El Real Club Celta se adelantaba en el marcador tras una maravillosa jugada de Alexander Mostovoi que quedará grabada de por vida en la retina de todos los aficionados que sintieron ese encuentro. Mosto, una vez más, hacía vivir al celtismo sensaciones nuevas tras una jugada genial en la que se lleva de calle hasta 3 defensas y cruza ante la salida del portero. El Olímpico se caía abajo con el gol, con la esperanza, con el título a tiro, con el título en las manos...
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